Abogada, empresaria y ex candidata a la gobernación de Puerto Rico
Soy rara. Lo sé. No soy tan fuerte como muchos piensan, sufro por más cosas de las que imaginan, me impongo cargas que no me tocan pero que deseo asumir y luego me molesto con el tiempo y con los días porque no me dan. Hago la mayoría de las cosas sola porque me cansé de perder experiencias y vida en lo que otros se deciden. Así le fui cogiendo el gustito a estar conmigo y ya no dedico ni un segundo de mi tiempo a personas que no se sienten mejor que mi soledad. Vivo sacándole el jugo al presente, movida por lo que me apasiona, diciendo lo que siento, haciendo lo que quiero y buscando en mi paso por este mundo, dejarlo, aunque sea un poquito mejor de lo que lo encontré.
Valoro la honestidad y la lealtad profundamente, aunque duelan o tengan consecuencias y detesto la injusticia en todas sus formas. No albergo sentimientos de odio, envidia o resentimiento, por nada ni por nadie. Sencillamente, no me nacen. Cuando amo, lo hago con todo mi ser, sea mi trabajo, la música, un instante o una persona. Transito por los días en una montaña rusa que va de momentos bien felices a momentos intensamente tristes y por suerte, desde que tuve a Valentina, bajarme de ella, dejo de ser opción. Valita, mi mejor decisión, se convirtió en mi ancla a este mundo, mi motor y mi refugio. No hay una sola cosa que no me atreva a enfrentar o aguantar por ella y nadie tiene idea de la salvaje en la que puedo convertirme si se meten con mi hija.
Quienes me conocen saben que nunca he necesitado una religión para hacer lo correcto, que aún estando rota por dentro siempre visto con mi mejor sonrisa y que la pasión que tengo por aprovechar la vida solo es superada por el terror que siento de que se me acabe.
En fin, soy rara, lo sé, pero es precisamente mi rareza, la que, ante tanta adversidad, me ha mantenido de pie.
¡Deseándoles a todos que puedan amar quienes son, lo que hacen y por lo que viven también!